jueves, 14 de febrero de 2008

¡Toca!


"Vino a él un leproso, rogándole; e hincada la rodilla, le dijo: Si quieres, puedes limpiarme. Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó, y le dijo: Quiero, sé limpio".
Del Evangelio de Marcos.

Jesús tiene delante de él a un hombre arrodillado, este hombre era leproso. Quizá para nosotros que vivimos en un mundo donde la lepra parece ser una enfermedad lejana (cosas de África o la India) esto no nos diga mucho.

Quizá necesitemos recordar cual era el trato que tenían los leprosos en Israel: Eran apartados de la ciudad para vivir fuera de ella, lejos de la gente y de su familia, muchos se alimentaban de la basura que era arrojada fuera de la ciudad... "Y el leproso en quien hubiere llaga llevará vestidos rasgados y su cabeza descubierta, y embozado pregonará: ¡Inmundo! ¡Inmundo! ...y habitará solo; fuera del campamento será su morada".-Dice el libro de Levíticos-.

Jesús miró a este hombre y su verdadera necesidad y le tocó …antes de pronunciar palabra alguna.

“Quiero, se limpio” fueron palabras que confirmaron lo que Jesús ya había hecho. El hombre fue sano primero en su corazón, luego en su cuerpo.

Jesús miró a este hombre arrodillado delante de él y antes que ver su enfermedad vio la condición de su alma: un corazón que suplicaba no solo por la salud, sino que anhelaba regresar a los suyos, estar cerca, ser tocado.

Hoy más que nunca, las personas están hambrientas de contacto, la gente necesitan del contacto con otros para sentir que es, que vive, que existe… lo que muchos de ellos no saben es que muy en el fondo ellos desean ser tocados por Dios.

Hoy como nunca las personas se entregan en todo tipo de relaciones casuales para sentir "el amor" de quienes les rodean. Es triste ver como muchos incluso llegan a lastimarse para sentir contacto, otros permiten ser maltratados (ódiame por piedad…). Hoy como nunca, la gente necesita ser tocada por Dios.

Hablar con las personas, decirles que hay un Dios que les ama y un infierno al que van no es tocarles. ¡Muchos incluso se burlarán de nuestras palabras! Pero, el toque del maestro la mano de Dios extendida a través de las nuestras puede hacer el cambio.

¡Somos las manos de Dios que se extienden para tocar a la gente!

¿Hacia quién extiendes tu mano?

¿A quién estas tocando?

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5 comentarios:

Abel dijo...

Hay un vals peruano que dice:

"Ódiame por piedad, yo te lo pido..."


Muy buena reflexión. Gracias por ella.

Saludos,

Anónimo dijo...

Abrazo y apapacho para ti y para Ana en el amor de Jesús.
Ovejita

Jaaziel dijo...

Hermoso pensamiento mi hermano.
Lo compartiré en virtud de tu licencia ;)
Un abrazo fraterno desde Madrid
Se te lee... se te quiere

Verbo... dijo...

He leido en los evangelios, que Jesus le dijo a algunos/as,
¨Tu fe te ha salvado¨,
y me pregunto Yo, si la fe, emana de la virtud en una misma, o si la fe siempre es un don de Dios, un regalo que Dios puso en una misma ???

Saludos,

M.

David López-Cepero dijo...

Es totalmente cierto lo que dices. Si lo piensas bien, hoy día hay gente que está tan falta de afecto, de ese "toque", que incluso paga por tener a alguien que lo escuche: Psicólogos y otros muchos, además de su deseo de ayudar a las personas, son para muchos un desahogo, alguien a quien contarle los problemas. ¿Es una pena que tanta gente pague por ser escuchada, habiendo gente que podría hacerlo gratis, y llenos del amor de Dios.

Un saludo desde el Sur de España de "El Peregrino"
http://historiasparameditar.blogspot.com/