sábado, 14 de noviembre de 2009

Simple Fe...


Lejos de la presencia de Dios la humanidad trata de darle sentido y significado a la vida a través de sus acciones.

Desde los padres que cosieron hojas de higuera para cubrirse, los israelitas adorando un becerro de oro (como otros tantos en sus respectivas culturas) o las religiones que cubren el mundo, se pueden ver los pobres intentos del hombre por trascender y alcanzar; experimentar y disfrutar la presencia de Dios.

Cuántas discusiones doctrinales, cuántas deliberaciones inútiles, cuántas guerras santas desde nuestras diferentes trincheras.

Cuántos hombres santos, con textos santos y santas interpretaciones intentan (o intentamos) acercarnos a Dios (y alejarnos de nuestros hermanos)... Cuantos hombres santos intentando conocer a Dios, interpretar a Dios, olvidando lo más importante: Dios no es un objeto de estudio, es alguién a quien amar.

Los seres humanos nos sentimos mas tranquilos y confiados cuando procesamos, envasamos y etiquetamos debidamente a Dios: APTO PARA EL CONSUMO HUMANO -decimos... Como si eso fuera posible (si pudiésemos leer la etiqueta de ingredientes de nuestra religión favorita encontraríamos legalismo parcialmente hidrogenado, egoísmo en grandes trozos, juicio hidrolizado y trazas de las más diversas corrientes humanistas y en letras pequeñas una advertencia: Puede contener o no extracto de Dios).

Escudriñamos las escrituras como si fuésemos a encontrar vida en las mismas y cuando las escrituras señalan al autor de la vida nos perdemos en discusiones interminables en lugar de ir a Él... seguirle a Él. Somos como aquellos que conduciendo con ayuda de un GPS hacen más caso de las indicaciones del aparato que de lo que hay en derredor.

Preferimos discutir con nuestros hermanos sobre la futura vida eterna en lugar de disfrutar la presente vida abundante y, por alguna extraña razón nos encanta “salirnos con la nuestra”. Nos ocupamos del presente solo para señalar las faltas de unos o bien menospreciar la libertad de otros...

Por todo lo anterior, hoy puedo declarar: Quiero tener una fe simple, una esperanza que sabe en quién ha creído y no necesita de análisis, señalamientos, juicios o etiquetas.

Deseo vivir la presencia de Dios y su amor hasta que derramándose alcance a quienes me rodean: Hermanos, amigos y aún aquellos que me distinguen al llamarme enemigo.

Aún si paso por necio o ignorante hoy quiero dejar de estudiar e interpretar a Dios y comenzar a vivirlo...

Licensed by Copycristian por Miguel Quintero

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