sábado, 12 de enero de 2008

Luces, cámara... ¡Acción!


Esta semana escuché una conversación por casualidad (no vayan a creer que soy un "metiche"), donde un hermano preguntaba a otro: ¿Ese es el testimonio que quiere dar? a lo que el otro contestó: ¡No! Así es como vivo en realidad.

Cuántos creyentes piensan (y viven) de la misma manera. Cuántos creyentes piensan que tienen que hacer para "parecer" y lo que es peor: ¡Para merecer!

En lugar de descansar en la gracia del Señor preferimos descansar en nuestras propias acciones.

La iglesia de hoy ha aprendido a medir su eficacia por el tipo (y la cantidad) de actividades que llevan a cabo.

Como creyentes hemos aprendido a medir nuestra espiritualidad por lo que "hacemos para Dios" y no por lo que Dios hizo (y sigue haciendo) en nosotros.

¿Por qué no este año, en lugar de correr y manotear "sin ton ni son", esperamos y escuchamos que es lo que quiere Dios de nosotros?

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