"Estamos matando a la iglesia" son las palabras que titulan el último artículo del Samurai que leí en Poder en Línea. Mientras, Fausto se pregunta si los denunciamos o callamos.
Al igual que mis hermanos estas últimas semanas he reflexionado algo parecido. En el "tintero virtual" están algunos futuros (que tenía que haber publicado) post como: "Yo soy el Reverendo Trinquete", "Descubrí que soy oveja" y "Fariseos del nuevo pacto" (este último es asombrosamente similar a una expresión que leí en el artículo de Carlos).
Las palabras de mis hermanos me han hecho pensar, ¿De que se trata escribir un blog? ¿Se trata de atrincherarnos en nuestra "guarida" para atacar a otros? Creo que no, escribo más como una forma de expresar mis ideas, compartirlas con otros para abrir y establecer diálogos, encontrar puntos de coincidencia o diferencia que a fin de cuenta nos permitan acercarnos y aceptarnos en el amor al que hemos sido llamados.
Si escribimos es (y creo que hablo por muchos) porque deseamos "hacer algo" por el extendimiento del Reino pero... ¿Qué hacemos?
Aunque estamos dispuestos a “hacer algo” muchos no hacemos nada porque nos movemos en un montón de tradiciones, costumbres, hábitos y por qué no... vicios religiosos que no nos permiten acercarnos a la gente que tiene necesidad de la palabra de Dios.
Aunque estamos dispuestos a “hacer algo” algunos no hacemos nada porque nuestro mensaje no va más allá de nuestras cuatro paredes.
Aunque estamos dispuestos a “hacer algo”otros no hacemos nada porque nuestro mensaje no va más allá del “Qué dirán” o porque “nuestra religión nos permite” o porque deseamos "preservar nuestra santidad"
Y, aunque Pablo declaró que el evangelio de Dios es poder, aunque Pablo enseñó que nuestro mensaje es como una descarga de energía y movimiento interminable... limitamos ese poder porque “no podemos ir más allá”.
¿Estamos dispuestos a cambiar nuestras actitudes cuando vemos que Dios quiere algo nuevo de nosotros?
Al igual que mis hermanos estas últimas semanas he reflexionado algo parecido. En el "tintero virtual" están algunos futuros (que tenía que haber publicado) post como: "Yo soy el Reverendo Trinquete", "Descubrí que soy oveja" y "Fariseos del nuevo pacto" (este último es asombrosamente similar a una expresión que leí en el artículo de Carlos).
Las palabras de mis hermanos me han hecho pensar, ¿De que se trata escribir un blog? ¿Se trata de atrincherarnos en nuestra "guarida" para atacar a otros? Creo que no, escribo más como una forma de expresar mis ideas, compartirlas con otros para abrir y establecer diálogos, encontrar puntos de coincidencia o diferencia que a fin de cuenta nos permitan acercarnos y aceptarnos en el amor al que hemos sido llamados.
Si escribimos es (y creo que hablo por muchos) porque deseamos "hacer algo" por el extendimiento del Reino pero... ¿Qué hacemos?
Aunque estamos dispuestos a “hacer algo” muchos no hacemos nada porque nos movemos en un montón de tradiciones, costumbres, hábitos y por qué no... vicios religiosos que no nos permiten acercarnos a la gente que tiene necesidad de la palabra de Dios.
Aunque estamos dispuestos a “hacer algo” algunos no hacemos nada porque nuestro mensaje no va más allá de nuestras cuatro paredes.
Aunque estamos dispuestos a “hacer algo”otros no hacemos nada porque nuestro mensaje no va más allá del “Qué dirán” o porque “nuestra religión nos permite” o porque deseamos "preservar nuestra santidad"
Y, aunque Pablo declaró que el evangelio de Dios es poder, aunque Pablo enseñó que nuestro mensaje es como una descarga de energía y movimiento interminable... limitamos ese poder porque “no podemos ir más allá”.
¿Estamos dispuestos a cambiar nuestras actitudes cuando vemos que Dios quiere algo nuevo de nosotros?
"¿Quién era yo que pudiese estorbar a Dios?"
Pedro al regresar a Jerusalen
2 comentarios:
Hola Miguel
Me pareció muy inteligente el concepto de “atrincherarse” en un blog. Creo que, para determinados casos no cabría definición más perfecta. Pero claro, a veces la trinchera es un lugar obligado, generalmente incómodo, más necesario y último recurso. Generalmente se atrinchera quien defiende una posición ante un ataque que eventualmente lo sobrepasa en fuerza.
Es absolutamente cierto que hay cristianos atrincherados. Pero creo entender la razón. Si asoman la cabeza los aniquilan, ya sabes... intelectualmente, emocionalmente, espiritualmente.
Personalmente he criticado, cuando hube de hacerlo, a dos tipos básicos de ideologías a mi juicio deletéreas para la Iglesia. Uno: los comerciantes de la Fe (vendedores de milagros, hacedores de polvo de oro, hipnotizadores de masas, etc) y Dos: Los que atacan sistemáticamente a las figuras y a la estructura de la Iglesia, sin ofrecer otras alternativas ¡viables!. (Pulverizando, por ejemplo, a la figura pastoral y a toda representación de ordenamiento ¿Deberían existir los pastores? Es lo que muchas veces queda después de leer un par de líneas. ¿Cuál sería la mejor manera de estructurar la Iglesia. Y simplemente ni siquiera hay lugar a este planteo) A estos los llamo anarcoteólogos.
Creo que, de alguna manera, unos y otros son provocadores. Pienso que solo unos pocos, son personas bien intencionadas, que hacen el mal creyendo hacer el bien, a veces siguiendo la corriente o encandilados por alguno que otro brillo, en ocasiones víctimas... a la larga victimarios.
Hay anarcoteólogos atrincherados, porque es cierto, hay una idea subyacente de confrontar con el establisment. Que, como en la política, no estaría mal, siempre y cuando el objetivo sea construir, aunque sea a partir de un ordenamiento diferente, y haciendo uso de herramientas de trabajo, no de armas.
También hay atrincherados fundamentalistas, como se los llama. También suele llamárselos fariseos. Yo no creo que quepan en tal definición, no al menos todos. (Quizá alguno se salve –jeje...-) - Porque el descrédito que se merece el fariseo es su hipocresía. Y esta conducta fue el motivo central de la disputa de Jesús con ellos.
Sobre los comerciantes de la fe... No. Estos no se atrincheran. Estos atacan como hordas que salen a saquear.
En fin, yo también leí el artículo de Carlos. Plantea algo inteligente y absolutamente real. Pero la cuestión es. Ante el desparpajo de algunos malos (que por desgracia son muchos) ¿Debemos cerrar la boca?
El cerrar la boca puede ser aún mas peligroso. Una parte de la Cristiandad se corrompió definitivamente con esto. Me refiero a la Iglesia Romana (y la ortodoxa). Podría incluir a otros.
En fin, a veces, el compartir sobre lo que pensamos, y en ocasiones conocemos, confronta con la opinión de otros. Le ocurrió a Jesucristo, de tal manera que dividió al Judaísmo. Mmmm... ¡Hacedor de divisiones!
Termino Miguel. Perdona lo extenso de mi comentario. Lo cierto es que podría escribir varias páginas. Pero también es cierto que, además de no corresponder, no tengo tiempo ni ganas. Ya viste que cerré El Ojo... (No sé si me lo aguantaré así cerrado)
Este tema dará que hablar.
Espero ansiosamente “Mucho ayuda el que no estorba II”.
Te envío un abrazo fraterno desde Buenos Aires
Dany
Daniel:
No aguantes, los diálogos verdaderos y fructíferos se dan cuando hay verdaderamente puntos de vista diferentes, cuando dos personas con una visión distinta sobre el mismo objeto intercambian ideas. Quizá al igual que los evangelistas todos vemos una faceta diferente de la misma verdad: Jesucristo.
No quiero que se malinterpreten mis palabras y se confundan con el "ecumenismo barato" de los "ciegos y el elefante"; hablo de la diversidad que existe en el cuerpo y el amor y aceptación que hace falta para caminar como el cuerpo que somos a pesar de nuestras diferencias.
Quizá peco de inocente y/o de franqueza pero como tu dices, yo creo que hay muchos que "bien intencionadamente" luchan por extender el Reino (o al menos lo que hemos descubierto de él) son (o somos) personas que como Apolos necesitan ser expuestos a la luz y el diálogo es el espacio necesario para ello.
Se que existen personas que deliberadamente hacen daño a la iglesia personas como las que mencionas "Reverendos Trinquetes" muy reales, "Lobos rapaces" que se introducen en la congregación y personas que "espían nuestra libertad"...
La pregunta como dices (y como también plantea Fausto) es:¿Los denunciamos o nos callamos? Y como a Fausto te respondo (aunque tu ya lo sabes pues lo mencionas) ante todo debe presidir el amor y la edificación... y resulta que en amor a veces también se sueltan "coscorrones" (para muestra la confrontación de Pablo a Pedro).
No tengo que perdonar lo extenso de tus palabras, este también es tu espacio, úsalo libremente cuando lo desees (a veces lo que no te termino de perdonar es que hayas cerrado "el ojo" ;D )
Un abrazo a mi hermano que descubrí precisamente en un "acalorado" diálogo y a quien he aprendido a amar a pesar de las distancias (y las diferencias)
Te ama, Miguel
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