Nadie se preocupo de "discipularme" cuando "acepte" a Jesucristo como mi Señor y salvador, quizá era demasiado joven para que les importara mi desarrollo espiritual (siete años) sin embargo, a la hora que decidí bautizarme (cinco años después) mi pastor (como buen pastor bautriste) me asignó un discipulador que me diera las lecciones para nuevos creyentes.
Durante esas lecciones aprendí que todo cristiano tiene "dos naturalezas": la nueva naturaleza adquirida a partir de el nuevo nacimiento (es decir, cuando "acepte" a Jesucristo como mi Señor y salvador) y la vieja naturaleza residuo de mi vida "natural" sin Cristo (el viejo hombre)... ambas naturalezas en una lucha constante dentro de mi.
Lo anterior lo expresa Pablo de la mejor manera: "Asi que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal esta en mi".
Hay otras lecciones que recibí y no gracias a mi pastor (sino a pesar de él) además de ser cristianos de "dos naturalezas" muchos somos cristianos de "doble moral", que colamos el mosquito pero tragamos el camello.
Prontos para juzgar y señalar las faltas de los otros, pero condecendientes y apapachadores con nuestros propios "pecaditos"; niños en Cristo que señalamos delante de "Papá" Dios las "travesuras" de nuestros "hermanitos" para que nuestras propias "travesuras" no se vean "tan grandes".
Es curioso que estas líneas salgan de un perro pecador como yo, sin embargo precisamente el primer paso para dejar de ser de "doble moral" es reconocerse a sí mismo como falto. No estoy orgulloso de mi pecado y mucho menos busco "presumirlo". Simplemente soy un perro que se ha cansado de tener "dos caras" aunque sigo teniendo "dos naturalezas".
Algunos cristianos se "persignarán" al saber que un "pastor" (aunque no me gusta que me llamen así) confiesa abiertamente que es pecador. Estamos tan acostumbrados a los "hombres (y mujeres) de Dios", a los "siervos perfectos" que caminan flotando cinco centímetros por encima del suelo, que resulta inadmisible que un "ministro" se "presuma" falto.
En alguna ocasión una persona me dijo que yo era como "un libro abierto", que necesitaba ser un "poquito hipócrita". ¡Nadie necesita ser un poquito hipócrita, Nadie necesita encubrir su pecado, Cuando tenemos un abogado todopoderoso!
Es triste como algunos que han recibido "más gracia" son los primeros en señalar a aquellos que se atreven a confesarse pecadores. Quizá muchos estarán en mi misma condición... su única virtud es permanecer callados en lugar de decir: ¡Tengo dos naturalezas, pero a partir de hoy, una sola cara!
Durante esas lecciones aprendí que todo cristiano tiene "dos naturalezas": la nueva naturaleza adquirida a partir de el nuevo nacimiento (es decir, cuando "acepte" a Jesucristo como mi Señor y salvador) y la vieja naturaleza residuo de mi vida "natural" sin Cristo (el viejo hombre)... ambas naturalezas en una lucha constante dentro de mi.
Lo anterior lo expresa Pablo de la mejor manera: "Asi que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal esta en mi".
Hay otras lecciones que recibí y no gracias a mi pastor (sino a pesar de él) además de ser cristianos de "dos naturalezas" muchos somos cristianos de "doble moral", que colamos el mosquito pero tragamos el camello.
Prontos para juzgar y señalar las faltas de los otros, pero condecendientes y apapachadores con nuestros propios "pecaditos"; niños en Cristo que señalamos delante de "Papá" Dios las "travesuras" de nuestros "hermanitos" para que nuestras propias "travesuras" no se vean "tan grandes".
Es curioso que estas líneas salgan de un perro pecador como yo, sin embargo precisamente el primer paso para dejar de ser de "doble moral" es reconocerse a sí mismo como falto. No estoy orgulloso de mi pecado y mucho menos busco "presumirlo". Simplemente soy un perro que se ha cansado de tener "dos caras" aunque sigo teniendo "dos naturalezas".
Algunos cristianos se "persignarán" al saber que un "pastor" (aunque no me gusta que me llamen así) confiesa abiertamente que es pecador. Estamos tan acostumbrados a los "hombres (y mujeres) de Dios", a los "siervos perfectos" que caminan flotando cinco centímetros por encima del suelo, que resulta inadmisible que un "ministro" se "presuma" falto.
En alguna ocasión una persona me dijo que yo era como "un libro abierto", que necesitaba ser un "poquito hipócrita". ¡Nadie necesita ser un poquito hipócrita, Nadie necesita encubrir su pecado, Cuando tenemos un abogado todopoderoso!
Es triste como algunos que han recibido "más gracia" son los primeros en señalar a aquellos que se atreven a confesarse pecadores. Quizá muchos estarán en mi misma condición... su única virtud es permanecer callados en lugar de decir: ¡Tengo dos naturalezas, pero a partir de hoy, una sola cara!
"Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad"
Juan
"Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros..."
Santiago
2 comentarios:
hola
me ha parecido un muy buen articulo
cuanta veces decimos amen a lo que dice el pastor o cuantas veces cantamops himnos que involucran un gran compromiso sin conciderarlo siquiera
pablo lo plasmo perfectamente cuando dijo que él no lo habia alcanzado ya
pero que proseguia su camino sin considerar lo que habia pasado
excelente imagen, muy de acuerdo al post ;)
nos vemos y que la fuerza te acompañe
Hola Kevin! Gracias por tu comentario... efectivamente no lo hemos alcanzado pero seguimos adelante.
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