lunes, 28 de septiembre de 2009

Para resucitar... ¡Tienes que estar muerto!


Hace algún tiempo leí Betania de Frank Viola y hace un mes que en la iglesia comenzamos a meditar en la figura de dicho pueblo.

Entre las cosas que compartimos el domingo pasado hubo algo que me tocó... me tocó porque me vi reflejado en muchos sentidos. Hacía un par de semanas había estado en una charla entre amigos y comentaba como había comenzado a ver el mover de Dios precisamente ahora que había hecho una pausa...

Por algún tiempo he estado presentando "mis planes" a Dios esperando que Él los bendiga sin ver fruto alguno, hasta que, cansado de "manotazos inútiles" decidí descansar en el Señor... fue entonces que comence a disfrutar de su hacer.

Cuando Jesús fue informado de que su amigo Lázaro estaba enfermo, no se apresuró a ir a su lado, el plan era no sanarlo, sino resucitarle para la gloria de Dios. Hubo algunos que se quejaron amargamente: "¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera?" Pero el plan de Dios no es "recomponernos" o "aliviarnos"... ¡El plan de Dios es darnos vida!

Jesús dijo: Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia... Pero para disfrutar de esa vida debemos morir. Eso es lo que representa el bautismo. Ese era el llamamiento que los apóstoles hacían...

La vida que Jesucristo ofrece no es solo un alivio a nuestra vida enferma de pecado, sino una vida nueva.

"Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá".
Jesús a Marta, según Juan.


Licensed by Copycristian por Miguel Quintero Jr.

2 comentarios:

Mar Warby dijo...

Que plan tan maravilloso y perfecto:Darnos vida.
El aceptar y redescubrir la vida que el nos ofrece vivifica nuestro ser ante la enfermedad y toda amenaza. Una vida de paz que sobrepasa nuestro entendimiento, venga lo que venga.

Gracias por recordarme con tu escrito donde esta la raiz de la vida.

El Perro dijo...

Hola Mar!
Como escribe Juan en el evangelio: En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres...

Bendiciones!