No era difícil ser pastor profesional... tener el tiempo necesario para orar, leer, meditar y estudiar la biblia; servir desde un lugar visible a todos; tener el reconocimiento social de ser una persona espiritual; ser un maestro que tiene todas las respuestas para aquellos que vienen a buscarlas; ser recibido como invitado de honor en los eventos de tantas personas y familias; vigilar y tener el control de lo que pasa o no en la iglesia; ser el confidente obligado y guardián de todos los secretos; ser ministro exclusivo de sacramentos que daban confianza a las personas; cosechar lo material sembrando lo espiritual.
180x6: Día a día en el Camino.
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