04/08/2010
“Buscar a Dios”, “Aceptar a Cristo”, “Encontrar al Señor”... ¿Cuántas veces nos hemos expresado de esta manera? Como si nuestra sola intención hiciera que Dios este a nuestra disposición... “No es del que quiere ni del que corre” nos dice Pablo, y sin embargo, es Dios quien nos busca a nosotros, es él quien nos acepta, él nos encuentra.
El Padre espera en el camino al hijo “pródigo” y aún sin escuchar sus palabras (sean o no de arrepentimiento) corre a su encuentro y le abraza.
En el silencio pretendo encontrarme con el Padre y descubro que es él quien me ha encontrado. Él es quien despierta mi mente, él es quien abre mi oído, él es quien me instruye en el día a día del Camino.
El Padre es quien pone en nuestra boca no “lengua de sabios” sino de DISCÍPULOS, el sabio lo sabe todo (o cree saberlo... aunque los verdaderos sabios saben que nada saben) el discípulo es el que aprende y practica, ensaya y vive... Dios es quien instruye al discípulo cada día para dar palabra de aliento al abatido.
A veces lo único que hace falta es tener un oído atento, lejos de las distracciones y escucharemos la voz de quién nos busca.
“Buscar a Dios”, “Aceptar a Cristo”, “Encontrar al Señor”... ¿Cuántas veces nos hemos expresado de esta manera? Como si nuestra sola intención hiciera que Dios este a nuestra disposición... “No es del que quiere ni del que corre” nos dice Pablo, y sin embargo, es Dios quien nos busca a nosotros, es él quien nos acepta, él nos encuentra.
El Padre espera en el camino al hijo “pródigo” y aún sin escuchar sus palabras (sean o no de arrepentimiento) corre a su encuentro y le abraza.
En el silencio pretendo encontrarme con el Padre y descubro que es él quien me ha encontrado. Él es quien despierta mi mente, él es quien abre mi oído, él es quien me instruye en el día a día del Camino.
El Padre es quien pone en nuestra boca no “lengua de sabios” sino de DISCÍPULOS, el sabio lo sabe todo (o cree saberlo... aunque los verdaderos sabios saben que nada saben) el discípulo es el que aprende y practica, ensaya y vive... Dios es quien instruye al discípulo cada día para dar palabra de aliento al abatido.
A veces lo único que hace falta es tener un oído atento, lejos de las distracciones y escucharemos la voz de quién nos busca.
“El Señor me ha dado lengua de discípulo, para que aprenda a sostener con una palabra al fatigado”
del libro de Isaías.
180x6: Día a día en el Camino.
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